Es algo muy poderoso pero muy simple a la vez. Cuando saludamos cálidamente con una sonrisa sincera a otra persona sin esperar nada a cambio más que por el simple placer de sonreír le a alguien, sentimos ese placer que nos llena de plenitud el ser. Esa es la felicidad.
No viene de una seguridad que brinda una persona o unas cosas, como citando el libro "los libreteados" creerían, en cambio viene de esa libertad que se siente que uno puede ser feliz cuando quiera con cualquier persona y que además es gratis. Sólo falta hacerle el día a alguien a través de un saludo, compartir una comida o una conversación. Así de sencillo, uno empieza a entender que uno puede caminar sólo con uno mismo por la vida sabiendo que pase lo que pase uno va a estar bien.
Lo interesante es que con cada acto que genere esa plenitud que uno haga va aumentando la sensación de felicidad y la confianza en uno mismo.
Uno se va volviendo transparente entre lo que piensa, diga y actúe.
El título de este Post no tiene nada que ver con esa reflexión tan profunda que me acaba de salir del interior.
El título es porque hoy es miércoles común y corriente en buga en vacaciones. Por la mañana fui a calima a llevar unas vacas con Jorge de un portero a otro, nos llenamos de mierda de vaca todo el cuerpo y por la tarde fui a entreno me hice 1;54 en un broken 200 y después me regale un "wash" enseñándole al mono Alejandro a factorizar.
El duerme conmigo todas las noches (ave María ese mono) por lo tanto los dejo, voy a compartir con el.
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