Me imagine entonces teniendo una conversación contigo en un lugar que había visitado por la mañana en la cima de una montaña. Y desde ahí, sentados bajo ese árbol y sobre el pasto opaco por el sol, veíamos inponente el valle verde que seguía después de que acababa la montaña.
Eran tan vivos todos los detalles de ese sueño despierto, que casi podía sentir que dios mismo me hablaba atraves de esa imagen.
Yo se que hablar de un dios es un tema tabú últimamente en conversaciones multiculturales para no herir sensibilidades. Sin embargo, para mi dios no es mas que el mensaje oculto en esa imagen que se me vino a la cabeza mientras estaba en el funeral de mi abuela, tu y yo debajo de un árbol, en la cima de una montaña viendo el paisaje a nuestra frente.
Después entonces seguía con mi sueño despierto tratando de distraerme de todas las hipocresías y lagrimas falsas presentes en un funeral, y tú, sentada sobre el pasto me decías que dios era esa fuerza que te había traído hasta ese árbol que habia crecido en esa montaña cerca de mi casa.
Entonces pensé que dios era amor.... Lo se, tan cursi como lo predican todas las iglesias para ganar mas plata.
Pero entre las falsas lagrimas de un funeral, se escondían unas muy sinceras como las de mis tíos más allegados a mi abuela.
Entonces observe que los humanos siempre tendemos a los actos de amor. Me parecía increíble como la muerte de mi abuela había logrado reunir por fin en un mismo lugar los abrazos sinceros que habían hecho falta entre mis familiares por muchos años. Era una ironía como la muerte de mi abuela había traído vida a la familia a través del amor.
Volví entonces a mi sueño despierto y te cogi la mano con mi mano izquierda, y con mi derecha acaricie el pasto que nos rodeaba. Yo sabia que estaba en un funeral, que tu estabas lejos en España y que solo era un sueño. Pero te sentí tan cerca conmigo que se me calentó mi mano izquierda, la misma con la que yo te cogia en mi sueño, la misma con la que después iría a secarle las lagrimas a mi tía desconsolada del dolor.
Entonces tuve esa sensación que todos tenemos cuando sabemos que algo es verdad, esa intuición tan humana. Y supe que dios era una palabra que le habían dado los humanos a algo tan intangible y tan mal entendido por algunos como lo es el amor.
Volví a estar debajo del árbol sentado a tu lado y pensé que el amor es la única fuerza capaz de trascender los límites del tiempo y del espacio, porque aunque estabas lejos, estabas aquí a mi lado.
Volví a estar consciente de mi alrededor y me di cuenta que los seres humanos tendemos naturalmente al amor y que en nuestra esencia mas pura, libre de egos, siempre estamos amando.
Qué ironía que la muerte de mi abuela nos volviera, a mi familia y a mi, a encaminar hacia la vida y que tu estando tan lejos me calentaras la mano que yo te cogia en mi sueño.
Qué ironía que las religiones nos hayan alejado de dios
Y qué ironía que en una carta de amor te hable de filosofía.
Pero fue debajo de ese árbol que vi, no por primera vez, que dios esta en el pasto que acaricie, en la mano que cogi, en las lagrimas que seque, en los abrazos que presencie, en la muerte que testigue, y en el sueño que viví.
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